Luis Loarca Guzmán
  CARAVANA DEL ZORRO - JULIO ALTAN
 


Basílica de Esquipulas, Chiquimula, Guatemala
 


CARAVANA DEL ZORRO 
POR ESCRITOR
JULIO FERNANDO ALTAN GARCIA

Hace muchos años tuve una amarga experiencia y digo amarga porque no la esperaba, aunque sabia que un día pasaría; y menos aun que duraría tanto tiempo. Aunque debo de decir que, igual que en la época actual, no tenia esposa y por ende tampoco tenia la dicha de ser padre, creo que para las circunstancias de esa época eso era lo mejor porque de ser lo contrario creo que la desesperación, la frustración y la depresión hubieran sido mucho mayores. 

Trabajaba en la empresa más grande del mundo, ganaba bien, más que el promedio del mercado laboral, diría que mucho más y eso ayudo mucho al desorden de mi vida.   
Llevaba ya año y medio sin conseguir trabajo y mis deudas se habían disparado exponencialmente, tuve que vender mis dos carros, la bohemia había llegado a un nivel que nunca debió llegar y como producto de todo esto, la relación con mi familia peligraba mucho, estaba muy desesperado pues mis acreedores me acosaban por la vía legal. 

Tanta fue mi desesperaron que decidí visitar la iglesia a la cual mi madre nos llevaba desde pequeños, recuerdo perfectamente que fue un 15 de enero, día del Cristo Negro de Esquipulas, entré y lo primero que hice fue persignarme, más o menos a la mitad de todas las bancas y me arrodille, rece bastante, estuve sentado por mucho tiempo ya que no solamente rece sino también hice un balance de mi vida y seguramente la presencia divina de Dios me ayudo, hizo que me sintiera en paz, unas cuantas lagrimas brotaron de mis ojos, salí de la iglesia pero salí diferente y no tuvo que pasar mucho tiempo para que me diera cuenta de esto pues me sentía ligero como  una pluma; como si todo el peso de mi carga hubiese desaparecido.
Me sentí muy bien, luego me dirigí a cierto lugar donde, estoy seguro que por su intervención, encontré parte de lo que buscaba, pasadas una horas retorne a mi casa y conté lo sucedido e inmediatamente mi madre me abrazo, ambos lloramos y estando abrazados tan solo le dije "ahora todo cambiara" y como las relacionase con mi familia no pasaban por un buen momento, me di cuenta que lo que con mayor fuerza pedí en la iglesia estaba sucediendo, ese abrazo y esas lagrimas me decían que la reconciliación familiar estaba sucediendo, vi el rostro de mi padre, dibujada mucha alegría.
Mis hermanos también me felicitaron y compartieron conmigo esa felicidad.

Lleve mi motocicleta al taller, para que le hicieran su servicio mecánico respectivo. Pues el viaje seria un poco largo de unos 240 kilómetros de ida y otro tanto de regreso. 
La verdad estaba emocionado, ya que con los muchachos del club no se habla de otra cosa, pero no era porque no realizáramos viajes de diversión en nuestras cabalgaduras de metal, sino la emoción era porque es algo que sucede una vez cada año además sentía mucha curiosidad, quería ver por mis propios ojos si todo lo que se ha dicho de este viaje es cierto pero un día antes de la largada estando en mi computadora conversando con varias amigas que recién acababa de conocer por la red, descubrí el verdadero objetivo de este viaje que dejo de serlo para pasar a ser una peregrinación.


Salí de mi casa a las seis de la mañana al lugar designado para reunirnos con los demás amigos luego nos fuimos a
La Plaza Mayor de la Constitución y me quede perplejo al ver que toda, toda la plaza estaba llena de motocicletas, de todo los tipo, tamaños y marcas y muy cerca de la catedral metropolitana se encontraba un enorme escenario digno de un concierto de rock, donde los organizadores daban todo tipo de recomendaciones para evitar cualquier tipo de accidente y que todo saliera bien.
Luego de unos momentos el Obispo de Guatemala bendijo a todos los de la caravana.  Luego de ver esto me dirigí al lugar de encuentro del motoclub al que pertenezco y luego de poner en orden todo y orar porque nos fuera bien en el viaje, salimos del lugar donde nos encontrábamos, 60 motociclistas salimos del lugar donde nos encontramos, detuvimos el trafico para pasar, todas las personas que nos veían nos saludan, los vehículos suenan sus bocinas como indicando su satisfacción por lo que veían.  Nosotros todos vestidos como siempre lo hacemos en todos nuestros viajes: botas con distintivos metálicos, jeans negros y azules, cinchos con hebillas metálicas, chaquetas y guantes de piel negra, color distintivo de esta especialidad de motociclismo, mascaras para proteger la cara unas con dibujos y otras lisas pero siempre negras, lentes de todos tipos, tamaños y formas no faltando en ningún caso nuestro casco protector, usamos pañuelos amarrados en la cabeza, usamos flydanas y bandanas.
Las chicas que viajan de copiloto también van vestidas de esta forma, demostrando su ruda feminidad pero debo de mencionar que van bastantes chicas montadas sobre su propio caballo de acero, algo que me agrado bastante, pues denota gran carácter de parte de ellas, tomamos la calzada de
la Paz rumbo a la carretera que conduce al Atlántico, manejamos por espacio de una hora y media aproximadamente pero no veía muchas motocicletas en el camino hasta que llegamos al Rancho; algo sucedía y no sabia que era, todos los vehículos estaban parados, enormes trailers con su respectiva carga, camiones de volteo, buses de pasajeros, vehículos particulares, todos formando un gran nudo que no se movía hacia ningún lado mientras los policías trataban de poner orden sin lograrlo, estaba como a 100 metros del restaurante donde pasaríamos a tomar un ligero almuerzo y a descansar con todos los miembros del club. 

 
En este lugar se encuentra una gran gasolinera y este era el lugar donde el pandemonio tenia lugar, era tal la cantidad de motocicletas que no cabían así que se estacionaban en cualquier lugar, increíble nunca había visto algo así pero aun no creía ver la cantidad de motos que dicen que van, bueno aun faltaba mucho camino por recorrer así que tendría que esperar para ver si es cierto o no. 
Almorzamos y continuamos el recorrido haciendo nuestra segunda parada en donde se divide el camino: uno hacia el norte hacia puerto Barrios y el otro al oriente donde se encuentra Chiquimula, Zacapa y la frontera con Honduras.  Desafortunadamente cuando se moviliza tanta gente y en estos vehículos, los accidentes pasan y en menos de 20 minutos vi tres, afortunadamente ninguno fatal solamente huesos rotos y un poco de sangre que fueron atendidos inmediatamente por los grupos de auxilio que se encuentran a todo lo largo del recorrido desde el principio hasta el final del camino.

Comenzamos el ascenso de una montaña por sus sinuosas curvas, rebasando otras motocicletas y vehículos, dibujando esas curvas con el rodar de nuestras llantas, cuando de pronto llegamos a la villa de Esquipulas, lugar donde se encuentra la venerada imagen del Cristo Negro de Esquipulas; esculpido en madera, en tiempo de la colonia por el escultor Quirio Cataño.  Es de resaltar que al Cristo de Esquipulas, se le atribuyen una infinidad de milagros; y a Esquipulas, se le considera la “Capital Centroamericana de la Fe”.  Hicimos un breve recorrido por todo el pueblo para luego regresar a la entrada y ubicarnos en un lugar estratégico para poder ingresar nuevamente al pueblo pero esta vez entrarían todos los motociclistas sin hacer distingo de marcas, modelos. No, esta vez entraríamos todos juntos, apagamos nuestras maquinas  para esperar que todos tomaran posición dentro de la Caravana del Zorro y luego de unos cuantos minutos dieron la orden de encenderlas para realizar el recorrido pero cuando me pare y voltee a ver hacia atrás vi algo espectacular.

La entrada al pueblo es una pendiente de unos tres a cinco kilómetros y desde el lugar donde me ubicaba que era en la parte mas baja de esta pendiente logre ver todo el panorama desde aquí y me quede perplejo cuando lo vi, toda esta pendiente estaba llena de motos pero no sabia si allí estaban todas por que hasta donde mi vista llega no lograba ver el final de la fila de motos, increíble, las noticias dicen 35,000 motociclistas, no hay forma de comprobarlo pero de algo estoy seguro y es que la cifra no baja de 20,000 motos.
   

Por la noche, a eso de las ocho; debido a la gran cantidad de personas no logramos llegar hasta la basílica así que no logramos escuchar la misa ofrecida en el atrio de la iglesia lugar donde muchas personas acamparon para poder pernoctar.  A eso de las diez ya estaba despejada la entrada y fue en este momento que logramos entrar seis personas. 
Llegamos hasta el altar y me separe de ellos para buscar una banca que estuviera vacía, me arrodille cerré mis ojos y comencé a rezar, rece y pedí, pedía por toda la humanidad, rece por todos nuestros ancianos y niños, rece por mi familia, pedí bendiciones para mis amigos, rece por los amigos que acabada de conocer en la red y rece muy especialmente por alguien a quien no conozco pero eso no importa pues lo importante es que es una buena persona y la esta pasando mal pues se encuentra en coma en el Perú, rece porque le de fortaleza a su familia y rece porque pronto se recupere, pedí por cada uno de las personas de la caravana y que todos pudieran llegar bien a sus respectivos hogares. 
 

Ví la imagen del Cristo Negro y comprobé que se siente algo tan especial, se siente su presencia, se siente uno maravillosamente bien, cuando recordé que me hacia falta algo importante y era darle las gracias porque muchos años atrás, en su día, un 15 de enero comenzó un cambio en mi, un cambio que tardo todavía un tiempo en poder desarrollarse completamente pero al final sucedió, Gracias por ese cambio Cristo Negro de Esquipulas.

 

  

 
   
 

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